Domingo 14º Durante el año. Ciclo A. 5 de julio de 2020.
Primera lectura: Zac 9,9-10 | Salmo: Sal 144,1-2.8-11.13c-14 | Segunda lectura: Rom 8,9.11-13 | Evangelio: Mt 11,25-30
El texto evangélico de este Domingo tiene dos partes. En muy pocas palabras Jesús nos regala y nos dice muchas cosas. En los primeros tres versículos encontramos una bellísima oración de alabanza que Nuestro Señor Jesucristo, en su naturaleza humana, eleva al Padre Dios. Este texto también lo transmite Lc 10,21-22. En la segunda parte, versículos 28 al 30, solo Mt nos transmite estas líneas cargadas de verbos que en labios de Jesús invitan a la confianza, la paz y la serenidad.
Propongo una reflexión en tres partes para que la Palabra haga eco en nuestras vidas. Tres partes que sintetizo en tres verbos: ALABAR, DESCANSAR, APRENDER.
- ALABAR al Padre Dios
- DESCANSAR en Jesús
- APRENDER del Señor
- ALABAR al Padre Dios
El verbo que aquí se traduce como ALABAR es el griego exomologein que tiene matices interesantísimos. Significa ALABAR “dando gracias y bendiciendo, confesando y reconociendo grandeza y poder”. Todo esto brota del corazón de Jesús que se pone a orar al Padre Dios. ¡Es magnífico! El Señor en su naturaleza humana entra en intimidad con Dios Padre a través de esta oración de ALABANZA que tiene como fruto las palabras que siguen que nos hablan de la comunión y el conocimiento recíproco entre el Padre y el Hijo. Somos invitados a ALABAR a Dios desde lo más profundo de nuestro corazón, a exultar de gozo por la intimidad, comunión y conocimiento que también nosotros, desde nuestra débil humanidad, podemos vivir por el don de Dios.
¿Oro habitualmente al Señor? ¿Cómo oro a Dios? ¿Incluyo la oración de ALABANZA en mis formas habituales de rezar? ¿Experimento el gozo y la alegría del encuentro con el Padre? ¿ALABO y bendigo dando gracias a Dios? ¿Confieso exultante y reconozco el poder y la grandeza de la Trinidad? ¿“Disfruto” de la intimidad de la plegaria con el Señor? ¿Me animo a vivir una oración cordial, es decir de corazón a corazón con el mismo Dios? ¿Dejo que la ALABANZA al Dios Uno y Trino brote desde lo más profundo de mi ser?
2. DESCANSAR en Jesús
Dos veces aparece en nuestro texto la expresión aliviaré/alivio. En ambos casos traduce la raíz griega anapausin que significa alivio pero con un fuerte matiz de DESCANSO y respiro en medio de lo arduo y agitado de la vida. Jesús nos dice con claridad: ¡Vengan a mí! ¿Para qué? Para encontrar en Él verdadero alivio, DESCANSO, consuelo, serenidad, desahogo, respiro, distensión… Por un lado, esta invitación es esencial ante las cargas propias de la vida. Pero, también, por otro lado es importante tenerlas presente ante las cargas de la ley que en su momento impulsaba de forma muy rigorista y moralista cierta espiritualidad farisaica. Hoy también existen las cargas de la vida, pero también se mantienen todavía, lamentablemente, una suerte de religiosidad farisaica que pone el acento en un cumplimiento exterior de la ley como ideal supremo de la vida del creyente. Ante esta tentación tan antigua y tan actual, Jesús irrumpe con su ¡Vengan a mí para encontrar DESCANSO y alivio! Ser cristiano no es en primer lugar vivir determinadas normas, ser cristiano es en primer lugar ir al encuentro de Jesucristo Camino, Verdad y Vida.
¿Qué implica para mí hoy escuchar de labios de Jesús: “Vení a mí”? ¿Le llevo al Señor mis CANSANCIOS, agobios, contrariedades, dolores, cargas, dificultades…? ¿Qué hago cuando me siento mal? ¿Voy al encuentro del Señor? ¿O tiendo a escaparme, a esconderme de Dios, a llenarme de «otras cosas» que no me hacen bien? ¿Se puede decir que en mi vida espiritual tengo la capacidad de “DESCANSAR en Dios”? ¿O tengo una vivencia muy rigorista en mi vinculación con el Señor? ¿De qué situaciones hoy tendré que “DESCANSAR” en Jesús?
3. APRENDER del Señor
El último verbo nos invita a APRENDER del Señor a ser pacientes y humildes. ¡Pacientes y humildes cómo Jesús! ¡Qué difícil! Es verdad que es complicado pero no imposible. Lo primero que hay que señalar es que el APRENDER aparece en tercer lugar. Luego de alabar a Dios y de descansar en Jesús estaremos en condiciones de conjugar el verbo APRENDER. Además, APRENDER, significa estar en camino, en tensión a algo mejor aunque nos cueste todavía. Aún no vemos el resultado pero estamos APRENDIENDO. En este camino la gracia, el poder y la presencia de Dios en nuestro corazón nos capacitarán para que respondamos con generosidad. ¡Cuánta falta le hace a nuestro mundo crecer en paciencia y humildad! Estas dos virtudes ni siquiera son valoradas sino que se impone muchas veces como valor lo contrario: impaciencia y soberbia. Sostenidos por la gracia del Señor hagamos nuestro pequeño aporte de crecer cada día más para ser pacientes y humildes como Jesús. Así nuestras familias y grupos serán verdaderas escuelas de paciencia y humildad.
¿Busco APRENDER de Jesús? ¿Qué tendré que APRENDER de manera particular en este momento de mi vida? ¿Qué implican para mí hoy las palabras paciencia y humildad? Con la fuerza de Dios: ¿busco ser paciente y humilde? ¿Qué puedo hacer, con la gracia de Dios en mi corazón, para crecer en paciencia y humildad? ¿Se valora en mis ambientes habituales la paciencia y la humildad? ¿De qué forma…? ¿Puedo ayudar a mis hermanos a crecer en paciencia y humildad? ¿De qué manera?
+Mons. Gabriel Mestre
Obispo de Mar del Plata
Argentina
Descargalo aquí: Domingo 14º Durante el Año Ciclo A 2020
Escuchalo aquí: Mestre#los3Puntitos-Domingo 14º Durante el Año Ciclo A 2020
