MISA ON LINE

«Mujer, ¡qué grande es tu fe! ¡Que se cumpla tu deseo!»

Misa del miércoles 5 de agosto. Celebra el padre Ariel Sueiro, párroco de la Catedral desde la casa sacerdotal de la Catedral.

Primera lectura

Libro de Jeremías 31,1-7.

En aquel tiempo -oráculo del Señor- yo seré el Dios de todas las familias de Israel y ellos serán mi Pueblo.
Así habla el Señor: Halló gracia en el desierto el pueblo que escapó de la espada; Israel camina hacia su descanso.
De lejos se le apareció el Señor: Yo te amé con un amor eterno, por eso te atraje con fidelidad.
De nuevo te edificaré y serás reedificada, virgen de Israel; de nuevo te adornarás con tus tamboriles y saldrás danzando alegremente;
de nuevo plantarás viñas sobre los montes de Samaría: los que las planten tendrán los primeros frutos.
Porque llega el día en que los vigías gritarán sobre la montaña de Efraím: «¡De pie, subamos a Sión, hacia el Señor, nuestro Dios!».
Porque así habla el Señor: ¡Griten jubilosos por Jacob, aclamen a la primera de las naciones! Háganse oír, alaben y digan: «¡El Señor ha salvado a su pueblo, al resto de Israel!».

Salmo

Libro de Jeremías 31,10.11-12ab.13.

¡Escuchen, naciones, la palabra del Señor,
anúncienla en las costas más lejanas!
Digan: «El que dispersó a Israel lo reunirá,
y lo cuidará como un pastor a su rebaño.»

Porque el Señor ha rescatado a Jacob,
lo redimió de una mano más fuerte que él.
Llegarán gritando de alegría a la altura de Sión,
afluirán hacia los bienes del Señor.

Entonces la joven danzará alegremente,
los jóvenes y los viejos se regocijarán;
yo cambiaré su duelo en alegría,
los alegraré y los consolaré de su aflicción.

Evangelio del día

Evangelio según San Mateo 15,21-28.

 

Jesús partió de allí y se retiró al país de Tiro y de Sidón.

Entonces una mujer cananea, que procedía de esa región, comenzó a gritar: «¡Señor, Hijo de David, ten piedad de mí! Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio».
Pero él no le respondió nada. Sus discípulos se acercaron y le pidieron: «Señor, atiéndela, porque nos persigue con sus gritos».
Jesús respondió: «Yo he sido enviado solamente a las ovejas perdidas del pueblo de Israel».
Pero la mujer fue a postrarse ante él y le dijo: «¡Señor, socórreme!».
Jesús le dijo: «No está bien tomar el pan de los hijos, para tirárselo a los cachorros».
Ella respondió: «¡Y sin embargo, Señor, los cachorros comen las migas que caen de la mesa de sus dueños!».
Entonces Jesús le dijo: «Mujer, ¡qué grande es tu fe! ¡Que se cumpla tu deseo!». Y en ese momento su hija quedó curada.

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.