Comenzamos una nueva etapa marcada por la esperanza. Después de duros meses de temor y aislamiento experimentamos un clima de apertura y de un sol templado que nos anuncia la proximidad del verano.
Al mismo tiempo, estamos transitando el mes de la Navidad y del cambio de año calendario. En otras palabras, vivimos el tiempo de adviento que nos invita a abrir el corazón a Dios y a su propuesta de amor para nosotros. Es el tiempo favorable para redescubrir aquello que es esencial en nuestra vida, para mirarnos a los ojos, para perdonar y dejar de lado el rencor y el resentimiento. Dios viene a nuestro encuentro en el Niño de Belén, un bebé frágil que trae en su corazón todo el poder de Dios capaz de renovar nuestra vida, nuestra familia y el universo entero.
Abramos los ojos y el corazón, este es el tiempo favorable para que Dios renueve tu vida y tu familia.