Por mons. Gabriel Mestre, obispo de Mar del Plata, abril 2020
* Artículo publicado en la REVISTA CENTRAL en abril

Cuando miramos para atrás y tomamos contacto con este tiempo de cuarentena que estamos transitado en Argentina, lo primero que surge, como es natural, es el límite que nos ha impuesto. Límite absolutamente objetivo. Límite que toca las realidades más duras de los que han padecido o padecen de forma directa el covid19 en la enfermedad y la muerte propia o de algún familiar o amigo cercano. Límite que, con su aislamiento social preventivo y obligatorio, anula el contacto directo y afectuoso, que tanto nos gusta a los argentinos. Límite que no nos permite compartir y expresar la fe en nuestros templos; límite que nos impide encontrarnos en familia y con amigos a compartir la vida cara a cara con algo para comer y tomar; límite que nos priva de disfrutar de forma directa la belleza de nuestras costas, campos y sierras; límite que imposibilita jugar y hacer deportes en nuestras plazas, parques y potreros barriales. Límite que, en muchos casos, no permite trabajar haciendo imposible en algunas situaciones, que el pan cotidiano llegue con dignidad a la mesa de muchas familias argentinas… Se podrían enumerar muchas más situaciones de límite… Las que conocemos por propia experiencia, las que hemos visto o nos han contado.

Junto a la objetividad del límite, en este tiempo de cuarentena, aparece también la posibilidad. Dado que la cuarentena no la elegimos, ni la queremos, pero sabemos que hoy es el mejor medio posible para alejar los males del coronavirus, debemos asumirla e integrarla. Aceptarla como parte de nuestra realidad y sacar de la cuarentena con su aislamiento social preventivo y obligatorio lo mejor posible. Por eso creo que es importante cambiar el enfoque, ver la cuarentena como una posibilidad y no solo como un límite.

 ¿Posibilidad…? ¿Posibilidad de qué…?

 Posibilidad de muchas cosas buenas; posibilidad de madurar y crecer. Varias de ellas seguro que las hemos vivido pero tal vez no nos hemos dado cuenta. Darse cuenta nos permitirá valorar y potenciar lo positivo que haya ido surgiendo. Sintetizando considero que la cuarentena es posibilidad de interioridad, creatividad y compromiso.

La cuarentena como posibilidad de interioridad

La cuarentena nos da la posibilidad de mirar un poco más en nuestro interior. El acelere del mundo contemporáneo no nos permite habitualmente hacer este ejercicio. Mirando más serenamente nuestra interioridad descubrimos quiénes somos realmente, dónde estamos parados y hacia dónde vamos. El no realizar este ejercicio de interioridad va aplastando nuestra vida que queda como marcada solo por la agenda y los tiempos del mundo, por la realidad de las coyunturas inmediatas. El tiempo extra que nos regala el asilamiento nos permite bajar un cambio para entrar en nuestra interioridad y reacomodar nuestra escala de valores: ¿Qué va primero y qué va en segundo lugar…? ¿Qué cosas importantes de la vida de mi familia y amigos me estaré perdiendo…? ¿Qué lugar ocupa Dios, la Patria, y los valores de verdad, justicia, solidaridad y servicio en mi vida cotidiana?

La cuarentena va a terminar. Eso queremos y esperamos. De nosotros depende que haya sido un tiempo de crecimiento en la interioridad que deberemos sostener a lo largo de toda nuestra vida.

La cuarentena como posibilidad de creatividad

Hemos visto en más de un caso cómo en estos días de aislamiento en casa se ha estimulado la creatividad de muchas personas. Los buscadores de internet registraron un crecimiento exponencial en las búsquedas de recetas de cocina y, particularmente, sobre la elaboración de pan. Es solo un ejemplo que grafica muchas otras situaciones similares. Esto refleja una buena actitud interior: explotar la propia creatividad en lo que conocemos y en lo que no conocemos también. Varias actividades fueron incitadas y desarrolladas de forma creativa en esta cuarentena: pintar una pared, escribir un pequeño ensayo, realizar arreglos caseros demorados, leer libros ya iniciados y nunca terminados, ejercitarse subiendo y bajando escaleras, aprender a ejecutar algún instrumento musical… Estas son algunas de las expresiones de creatividad en tiempo de aislamiento que escuché por ahí: bien variadas y diversas. Algunas han sido estrictamente personales y otras más de carácter familiar o grupal, con quiénes se comparte la cuarentena. Si no lo hiciste hasta ahora pregúntate con serenidad: ¿En qué puedo ser creativo en este tiempo de pandemia? ¿Qué aspectos de mi personalidad son naturalmente más creativos para determinadas acciones? ¿Según mi propio talante qué otros ámbitos de creatividad podré explorar?

El aislamiento social va a concluir. Eso pedimos con insistencia. ¡Qué bueno si a partir de allí, en el ajetreo de la vida cotidiana, también buscamos espacios para la creatividad personal y comunitaria!

La cuarentena como posibilidad de compromiso

El Papa Francisco en el marco de la pandemia dijo unos días antes de Semana Santa que teníamos que tomar conciencia que todos estamos en la misma barca. Y se refería a la humanidad. La pandemia del coronavirus ha dejado una vez más al descubierto que todos somos parte de la misma humanidad. Por eso, más allá de toda diferencia de creencia religiosa, de ideología o de pensamiento estamos más que nunca llamados al compromiso unos con otros privilegiando a los más pobres y descartados del sistema. La cuarentena es también posibilidad de compromiso. Esto se manifiesta de forma más que clara y elocuente en el servicio de los agentes sanitarios que están en la primera línea dando batalla al covid19. ¡A ellos les agradecemos de corazón! Pero también hay muchos otros, que con los debidos permisos, están en la calle asistiendo la realidad social de los más vulnerables y necesitados. De aquellos que no tienen hogar para hacer su cuarentena porque su hogar es la calle… El compromiso se expresa de forma muy creativa con los que tienen hambre del pan espiritual, del pan material, del pan de la escucha y la cercanía, del pan de la compañía para tantas personas. También desde casa muchos hermanos han asumido distintos compromisos: hacer tapabocas y barbijos, preparar viandas de comida, ofrecer una colaboración monetaria para diversas necesidades, utilizar los medios de comunicación y las redes para estar en contacto escuchando y asesorando a los que les está pesando mucho más la soledad y el encierro de esta cuarentena… Y muchos compromisos más. Preguntarme y preguntarnos: ¿Qué se puede hacer para estar más comprometidos? ¿Qué puedo hacer de forma concreta para estar comprometido durante la cuarentena? ¿Qué necesidades puntuales visualizo que pueden ser acompañadas con mi humilde compromiso?

La pandemia que se ha globalizado llegará a su fin. Nosotros globalicemos el compromiso. Un compromiso con todos, especialmente los débiles y sufrientes. Un compromiso que no tenga fin.

Para concluir: la cuarentena como posibilidad

Así como la palabra límite se podía seguir completando con la experiencia de cada lector, de la misma manera, la palabra posibilidad se enriquece con la experiencia actual o futura de todos y cada uno de nosotros. Ver la cuarentena como límite nos empobrece y deshumaniza; asumir la cuarentena como posibilidad nos enriquece y humaniza. Poniendo el acento en el límite perdemos, haciendo foco en la posibilidad todos ganamos. Dejemos que este tiempo de prueba, que es el aislamiento social preventivo y obligatorio, sea posibilidad de crecimiento en interioridad, creatividad y compromiso.

En la cuarentena hemos valorado más que nunca todas las posibilidades que nos han dado los medios on line y digitales. Estos medios han permitido abrazarnos virtualmente más de una vez. Sin embargo, pedimos a Dios con humildad ser librados de esta pandemia y su aislamiento, para poder darnos lo más pronto posible un abrazo total: con todo el cuerpo, el alma y con todas las energías de nuestra afectividad.