“No nos cansemos de extirpar el mal de nuestra vida”
Llegados a la mitad del tiempo de Cuaresma la voz del Papa Francisco resuena con fuerza como un llamado vehemente a afirmar nuestra vida en el bien. Nuestro tiempo vuelve a conocer las explosiones de la guerra, el duro peregrinar de tantos hermanos migrantes y tantos males que afligen a la humanidad. El trabajo por afirmarnos en el bien comienza en lo cotidiano y nuestro contexto existencial más inmediato. Este es el tiempo de asumir el compromiso de reconocer y extirpar el mal de nuestras vidas. El mal que me lastima, que lastima a quien comparte la vida conmigo, que nos lastima. Jesús nos invita a caminar con él hacia la Pascua, para adentrarnos en el misterio de su muerte y resurrección: morir a lo que no respeta la dignidad del ser humano y resucitar a la vida nueva que sólo Él, Señor de la Vida, nos puede regalar.