El sábado 23, más de 300 catequistas de la diócesis de Mar del Plata participaron de una jornada cargada de fe y oración, en el marco de su jubileo. La actividad se llevó a cabo en el Colegio Sagrada Familia, ubicado en el Puerto de Mar del Plata, e incluyó una peregrinación hacia la Gruta de Lourdes, uno de los templos jubilares de la ciudad.
La jornada comenzó por la mañana con una charla del obispo diocesano, monseñor Ernesto Giobando sj., y continuó con un momento de adoración al Santísimo Sacramento, durante el cual más de veinte sacerdotes estuvieron disponibles para celebrar el sacramento de la Reconciliación. Luego del almuerzo y de distintas actividades —entre las que se destacó la peregrinación a la Gruta— se celebró la Santa Misa en el gimnasio de la institución educativa.
Comentando el texto del Evangelio, el Obispo aseveró ante los catequistas que “lo más seguro es elegir el último lugar ya que los primeros lugares a veces son peligrosos” y esto “no por falsa humildad sino por una actitud de servicio porque los que están atrás también ven cómo va la marcha y alientan a los más desanimados a seguir adelante.”
“Un buen catequista, como un buen pastor, una buena pastora, tiene que ver dónde están las ovejas más alejadas y tratar de invitar a que se acerquen, no quedarse solo con aquellos que nos van rodeando o con la comodidad de los aplausos”, afirmó, y explicó que “el buen catequista sale, se la juega y si no vienen sus confiados los va a buscar, y hace sentir parte desde la cercanía.”
Finalmente, a la luz de la antífona del Salmo, destacó que “ese ‘vayan por el mundo y anuncien el Evangelio’ nos recuerda que la Buena Noticia tiene que llegar a los lugares más lejanos, pero para hablar a personas que no conocen o saben poco de Jesús, los que más tenemos que conocerlo somos nosotros, porque no podemos comunicar lo que no tenemos ni testimoniar si no amamos.” Y compartió que “a los 22 o 23 años pedí a mis superiores ir como misionero a Japón, para lo que tuve que enviar una carta con el pedido a Roma, y la respuesta fue ‘tu Japón está en Argentina’.”
“Dar a conocer a Jesús es la tarea más hermosa, por eso pidamos que este jubileo de la esperanza renueve en nosotros el fervor apostólico y que en este día, bendecidos por Dios, podamos ir a nuestras comunidades para llevar el Evangelio, especialmente a aquellos que están más alejados”, concluyó.






