Domingo de Pentecostés – 28 de mayo de 2023
Primera lectura: Hch 2,1-11 | Salmo: Sal 103,1ab.24ac.29b-31.34 | Segunda lectura: 1Co 12,3b.7.12-13 | Evangelio: Jn 20,19-23
Celebramos hoy la Solemnidad de Pentecostés clausurando así el gran Tiempo Pascual que el Señor nos ha regalado. La riqueza bíblica, litúrgica, teológica y espiritual de esta fiesta es realmente inconmensurable.
Haciendo pie en los textos bíblicos y en EG 259 del Papa Francisco, presento tres breves puntos para orar sintetizados en estas tres palabras: SALIR, AUDACIA, INVOCAR.
- El Espíritu nos hace SALIR de nuestro encierro
- El Espíritu nos capacita para anunciar con AUDACIA las maravillas de Dios
- INVOCAR constantemente la presencia del Espíritu

- El Espíritu nos hace SALIR de nuestro encierro
El acontecimiento de Pentecostés es más que evidente en este ejercicio de SALIR del encierro al encuentro de los demás. Tenemos que SALIR incluso hacia los que son desconocidos o que poseen “lenguas diferentes” a la nuestra. El Espíritu como viento nos saca de la comodidad y nos urge SALIR del encierro personal y comunitario que a veces nos atrapa. Al comienzo del quinto y último capítulo de EG nos dice el Papa Francisco: Evangelizadores con Espíritu quiere decir evangelizadores que se abren sin temor a la acción del Espíritu Santo. En Pentecostés, el Espíritu hace SALIR de sí mismos a los Apóstoles. ¡Qué seamos discípulos misioneros que SALIMOS de nuestro encierro por la acción poderosa del Santo Espíritu!
¿A dónde el Espíritu Santo me invita a SALIR en este momento de mi vida? ¿Cuáles son mis encierros hoy? ¿Cómo me comunico y vinculo con los demás…? ¿Con los más cercanos: familia, amigos, grupo…? ¿Con los más lejanos: trabajo, barrio, escuela, ambientes en general…? ¿Al encuentro de quién/es el Espíritu hoy desea que SALGA creativamente? ¿Estoy decidido para realizarlo…? ¿De qué forma…? ¿Dejo que el Espíritu Santo sea mi Maestro en comunicación y diálogo?
2. El Espíritu nos capacita para anunciar con AUDACIA las maravillas de Dios
Los Apóstoles anuncian a todos las maravillas de Dios y lo hacen con gran valentía, con AUDACIA y sin falsos complejos. Nos dice el Papa Francisco: El Espíritu Santo, además, infunde la fuerza para anunciar la novedad del Evangelio con AUDACIA (parresía), en voz alta y en todo tiempo y lugar, incluso a contracorriente. La palabra parresía es de lengua griega. Aparece unas 40 veces en el NT y significa justamente valentía, AUDACIA, valor, coraje, franqueza, claridad, libertad para decir todo, discurso claro y atrevido… En definitiva, no esconder la cabeza a la hora de anunciar las maravillas de Dios. ¡Que podamos anunciar con AUDACIA que Dios nos ama, que está siempre cerca nuestro y quiere lo mejor para cada uno y toda la humanidad!
¿Con la fuerza del Espíritu busco ser AUDAZ en la evangelización cotidiana? ¿Me dejo «capacitar» por el Espíritu Santo para comunicar a los demás las maravillas de Dios? ¿Dejo que sea Él el verdadero artífice de mi tarea misionera? ¿Busco ser su fiel instrumento a través de diversos medios y redes? ¿Intento, por la acción del Espíritu, hacer comprender el mensaje de salvación a las personas según su propia sensibilidad, capacidad y situación? ¿Lo hago con “parresía”, es decir con valentía, AUDACIA, valor, coraje, franqueza, claridad, libertad para decir todo?
3. INVOCAR constantemente la presencia del Espíritu
Tanto para salir de nosotros mismos (1) como para ser audaces en nuestra tarea evangelizadora (2) se hace absolutamente necesario INVOCAR al Espíritu Santo (3). Hablando de la Tercera Persona de la Santísima Trinidad nos dice el Papa Francisco: INVOQUÉMOSLO hoy, bien apoyados en la oración, sin la cual toda acción corre el riesgo de quedarse vacía y el anuncio finalmente carece de alma. Sin la acción del Espíritu en nuestra vida todo se cae y todo se derrumba. Este es el punto esencial de lo que hoy celebramos. De esta INVOCACIÓN y encuentro con el Espíritu Santo brotará que seamos hombres y mujeres del Espíritu. Hombres y mujeres que salgamos de nuestros encierros para anunciar con audacia que Dios está vivo y nos ama con amor incondicional.
¿INVOCO constantemente al Espíritu Santo? ¿Qué lugar ocupa en mi vida? ¿Le doy importancia en mi corazón para actualizar constantemente la nueva vida de hijos de Dios? ¿Imploro su presencia divina para que sea mi Maestro Interior? ¿Pido el auxilio del Espíritu en todo momento pero, sobre todo, cuando tengo que discernir situaciones de mi vida y de la vida de los demás? ¿Lo INVOCO para orar como es debido? ¿Qué situaciones de mi existencia debe purificar con su fuego? ¿Me dejo «desinstalar» por el Espíritu Santo?
EG 259. Evangelizadores con Espíritu quiere decir evangelizadores que se abren sin temor a la acción del Espíritu Santo. En Pentecostés, el Espíritu hace SALIR de sí mismos a los Apóstoles y los transforma en anunciadores de las grandezas de Dios, que cada uno comienza a entender en su propia lengua. El Espíritu Santo, además, infunde la fuerza para anunciar la novedad del Evangelio con AUDACIA (parresía), en voz alta y en todo tiempo y lugar, incluso a contracorriente. INVOQUÉMOSLO hoy, bien apoyados en la oración, sin la cual toda acción corre el riesgo de quedarse vacía y el anuncio finalmente carece de alma. Jesús quiere evangelizadores que anuncien la Buena Noticia no sólo con palabras sino sobre todo con una vida que se ha transfigurado en la presencia de Dios.
+Mons. Gabriel Mestre
Obispo de Mar del Plata
Argentina
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