Domingo 24º Durante el Año Ciclo A – 17 de septiembre de 2023
Primera lectura: Eclo 27,30-28,7 | Salmo: Sal 102,1-4.9-12 | Segunda lectura: Rom 14,7-9 | Evangelio: Mt 18,21-35

Seguimos transitando el capítulo 18 de Mt y nuevamente tenemos un texto que nos transmite una parábola que solo este evangelista nos regala: la parábola de los dos deudores. El relato está dirigido a los discípulos y busca acrecentar el perdón y la misericordia en la vida interna de la comunidad en la misma línea de lo que compartimos el Domingo pasado.

Propongo para orar tres puntos sintetizados en tres palabras: SIEMPRE, EXPERIMENTAR, MISERICORDEAR.

1. Perdonar SIEMPRE
2. EXPERIMENTAR misericordia
3. MISERICORDEAR al hermano

1. Perdonar SIEMPRE

Pedro le pregunta a Jesús si hay que perdonar hasta 7 veces. Jesús va más allá y le responde que 70 veces 7; es decir: hay que perdonar SIEMPRE. Para el discípulo del Reino el perdón no es algo facultativo, no es opcional. El perdón es parte de la identidad del discípulo de Jesús. El perdón no se negocia, es absoluto, debe estar SIEMPRE presente. ¡Sabemos por experiencia cuán difícil es perdonar! Es importante destacar que, si bien el perdón debe estar SIEMPRE, esto no implica que se pueda SIEMPRE recuperar el vínculo. Es decir, al hermano que me ofendió SIEMPRE lo tendré que perdonar, una y mil veces… Pero si no cambia de actitud no tengo obligación de volver a reestablecer el vínculo que antes me unía, incluso si hubiera sido un gran amigo o un familiar cercano. No debo dejar que me siga ofendiendo sistemáticamente en el marco de un vínculo cercano, pero debo ofrecerle mi perdón sin restricciones. Perdón SIEMPRE, recuperar el vínculo cuando sea posible con la gracia de Dios.

¿Qué implica para mí la palabra perdón? ¿Está presente en la gramática de mi vida cotidiana? ¿Busco perdonar? ¿Intento perdonar SIEMPRE…? ¿Entiendo la “obligatoriedad” del perdón? ¿Comprendo la diferencia entre perdonar y recuperar el vínculo? ¿Acepto que en algunos casos el vínculo no se puede recuperar? En estos casos: ¿Persisto igualmente con firmeza en la decisión de perdonar SIEMPRE?

2. EXPERIMENTAR misericordia

Perdonar siempre es difícil… ¿Dónde está la raíz de la capacidad espiritual de perdonar? La base está en EXPERIMENTAR perdón en la propia vida, es decir la misericordia de Dios en la propia existencia. Somos como el primer deudor, “debemos” a Dios una suma inaudita e imposible de pagar. Para hacernos una idea, un talento equivalía a 21 kg de plata, del metal precioso. Es decir, que este deudor, debía una suma equivalente a 210.00 kg de plata: ¡Inconmensurable! Sin embargo, Dios nos perdona gratuitamente siempre. Sin poder ofrecer nosotros, de ante mano, nada a cambio. Somos llamados a EXPERIMENTAR la misericordia, el amor infinito, la compasión gratuita que Dios tiene por cada uno. Pudiéndonos aniquilar por nuestras faltas y pecados, el Señor elige rescatarnos, salvarnos, llamarnos a la vida y a la salvación sin que podamos ofrecer nada consistente a cambio. Somos invitados, por sobre todas las cosas a EXPERIMENTAR la misericordia y el perdón de Dios. Tenemos que mirar nuestra propia historia y EXPERIMENTAR con memoria agradecida el perdón total y gratuito de Dios que nos rescata y restaura.

¿Descubro que Dios me perdona? ¿Qué me perdona una y mil veces…? ¿En qué situaciones he EXPERIMENTADO y EXPERIMENTO la misericordia de Dios? ¿Descubro el sacramento de la Reconciliación como espacio de encuentro con la misericordia de Dios? ¿Me dejo perdonar por el Señor? Cada vez que me confieso: ¿Salgo realmente renovado en mi interior por la gracia de Dios? ¿Ayudo a otras personas para que hagan EXPERIENCIA del perdón de Dios en sus vidas?

3. MISERICORDEAR al hermano

Quien experimenta MISERICORDIA va a devolver, va a entregar MISERICORDIA a los demás. Lamentablemente el primer deudor no experimentó el perdón del rey en una suma tan alta y por eso no quiso perdonar a su compañero en una suma ínfima comparada con la otra. Un denario equivalía a 4 gramos de plata. La deuda, entonces era de solo 400 gramos de plata, ni siquiera llegaba a medio kilogramo. Una cifra absolutamente menor con respecto a la que él debía. Sin embargo, no se abre al perdón.   Quién experimenta perdón va a regalar perdón. Quien realmente se deja tocar por la MISERICORDIA divina va a “MISERICORDEAR”, usando estos neologismos que nos regala el Papa Francisco. MISERICORDEAR al hermano que nos ha ofendido, ofrecerle nuestro perdón. MISERICORDEAR a los hermanos heridos por diversas circunstancias y que están debilitados en el camino de la vida. Ofrecerles el perdón que sana, libera, recupera y salva. Conjugar para nuestra vida el verbo MISERICORDEAR.

Una vez más: ¿Me cuesta perdonar? ¿Por qué me cuesta perdonar? ¿Dónde considero que están las mayores dificultades para ofrecer MISERICORDIA a todos? Teniendo la gracia de Dios en mi vida: ¿Soy capaz de perdonar? ¿Ofrezco MISERICORDIA incluso a aquellos que me han ofendido de forma particular? ¿Qué significa para mí hoy “MISERICORDEAR”? ¿A quién/es de mi entorno habitual de vida deberé MISERICORDEAR? ¿Qué compromiso concreto puedo asumir hoy en mi ambiente para MISERICORDEAR a mis hermanos?

+Mons. Gabriel Mestre
Arzobispo de La Plata
Argentina

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