La Fiesta de San Cayetano, patrono del Pan y del Trabajo, congregó hoy a una multitud en el santuario marplatense. En este marco, el obispo de Mar del Plata, monseñor Ernesto Giobando sj., pronunció una homilía centrada en el Evangelio de Lucas (12, 32–34).

El Obispo inició la celebración citando el pasaje bíblico “No temas, pequeño Rebaño, porque el Padre de ustedes ha querido darles el Reino. Vendan sus bienes y denlos como limosna. Háganse bolsas que no se desgasten y acumulen un tesoro inagotable en el cielo, donde no se acerca el ladrón ni destruye la polilla. Porque allí donde tengan su tesoro, tendrán también su corazón”.

Comentando el texto bíblico explicó que “en este Evangelio Jesús nos invita a que confiemos como las ovejas confían en su pastor. Jesús es el Buen Pastor que da su vida por el rebaño. Los que no son buenos pastores se aprovechan de la lana y de la leche del rebaño, pero no le interesan las ovejas, y cuando ve venir al lobo las abandona y huye, no es un buen pastor, sino un asalariado”.

Seguidamente afirmó “No temas pequeño rebaño, no tengamos miedo, estamos aquí unidos como comunidad creyente celebrando a un buen pastor, a San Cayetano, patrono del Pan y del Trabajo. San Cayetano dedicó su vida como sacerdote a ayudar a los pobres, los atendía con amor cristiano, el pan que compartía con ellos siempre alcanzaba, nadie se iba con la panza vacía. Por eso San Cayetano es el patrono del pan, lo que no debe faltar en ningún hogar”.

Luego advirtió “lamentablemente en muchos hogares falta el pan, porque la pobreza pega duro en muchos hogares argentinos y de nuestra ciudad. Una pobreza que deja a mucha gente con las manos vacías, es muy triste llegar a casa y que tus hijos te pregunten ¿qué comemos hoy? El pan es signo de comunión, a nadie le debe faltar el pan en la mesa y tenemos que dar una mano al que lo necesita, compartiendo el pan. Un pan bendecido que nunca se tira, y si por alguna razón hay que tirar el pan a la basura, antes hay que darle un beso, porque es pan bendito, fruto del trabajo y del esfuerzo del hombre, y que no venga el pan a tu mesa sin el sudor de tu frente, son las recomendaciones de la Biblia a los trabajadores”.

“Pero cuando no hay trabajo, ¿cómo llevar el pan a nuestros hogares? Por eso lo único que nos devolverá la dignidad es el trabajo. No cualquier trabajo, porque hoy hay trabajo esclavo, trabajo infantil, eso no es trabajo, es servidumbre. El trabajo digno dignifica a la persona. Y San Cayetano es el patrono del trabajo y de los trabajadores, y hoy venimos a agradecerle por los que han conseguido un trabajo y pedimos para que se puedan dar fuentes de trabajo, porque el trabajo es una fuente de donde se saca la dignidad de una persona, donde se dignifica un hogar, donde se ordena una sociedad”, planteó.

En el marco del Año Santo de la Esperanza, pidió no perder la esperanza “porque si se pierde la esperanza se pierden las ganas de luchar.” “La esperanza es la base donde construimos nuestro peregrinar en la tierra. Hoy somos peregrinos del santuario de San Cayetano, peregrinos de la esperanza. Que esa esperanza nos de fortaleza, especialmente en los miles y miles de hermanos y hermanas que la están pasando mal, en los jubilados que no llegan a fin de mes, en los trabajadores que son suspendidos, en los que dan trabajo y van a pérdida y se comen sus ahorros para no dejar a nadie en la calle, y pagan los impuestos y sienten que ya no pueden seguir adelante y tienen que cerrar la puerta o entrar en quiebra. Los que dan trabajo hoy también son bendecidos, porque dar trabajo en estas condiciones es también tener esperanza”, siguió.

Más adelante retomó las palabras de Jesús “No temas pequeño rebaño”, y exhortó a no tener miedo “porque el miedo paraliza, vivir con miedo a perder todo, a quedarse en la calle, a perder el trabajo, a no poder llevar el pan a la mesa: esos miedos son terribles, y lamentablemente vivimos con muchos miedos. Tenemos que cambiar el miedo por la confianza.” “Como sociedad tenemos que aprender a confiar en el otro, en el vecino, en el compañero de trabajo, en el patrón. Una confianza que construye y no un miedo que tira abajo la esperanza” destacó y se preguntó “¿Es posible una patria de hermanos? ¿es posible una sociedad sin descartados?” “Solamente será posible si los argentinos logramos realizar un proyecto de país donde nadie se queda afuera o se tenga que ir para buscar un horizonte mejor. En esta ciudad bendecida que es Mar del Plata tenemos que poner el hombro, aprender a dialogar, dejar de provocar divisiones innecesarias y construir, entre todos, una ciudad feliz”, afirmó.

Finalmente concluyó “‘Donde esté tu tesoro estará tu corazón’, termina diciendo Jesús en el Evangelio de hoy, y en el corazón de San Cayetano están los pobres por quienes entregó su vida para mejorar sus vidas. Han pasado muchos siglos y hoy seguimos pidiéndole Pan y Trabajo. El santo intercede, pero a nosotros nos toca construir una sociedad más justa, y poner el corazón: para que no falte en ninguna mesa el pan y el trabajo, único camino de dignidad humana. Que así sea”.

Descargar homilía completa:

https://docs.google.com/document/d/1p3ttFWh051YM37Tj3avKblVyJRyzMwZX/edit?usp=sharing&ouid=107291774897470393922&rtpof=true&sd=true