En el día de Santa Teresa de Calcuta, el obispo de Mar del Plata, monseñor Ernesto Giobando, presidió la misa en el Hogar que las Hermanas de la Caridad sostienen en la ciudad desde hace más de 25 años. Allí recordó con fuerza el legado de la santa y la actualidad de su mensaje.

“Cada vez que escuchamos este Evangelio nos viene la vida y la tarea de la Madre Teresa, porque ella lo cumplió de tal manera que intentó cambiar nuestro corazón, sobre todo en la mirada hacia los más pobres”, expresó el obispo al iniciar su homilía.

Giobando destacó que la pobreza no debe entenderse solo como carencia material: “Aunque tuviésemos todo el dinero del mundo, no podemos agregar un día más a nuestra vida. La pobreza es una condición humana. Santa Teresa nos enseñó a mirar al pobre con piedad y no con lástima, porque Dios los ama de una manera particular”.

El obispo también advirtió sobre la indiferencia, a la que definió como “un grave pecado”. “Es pasar delante, invisibilizar a los que sufren. Teresa nos enseña a mirar cerca, en el corazón, ahí es donde nace el amor y la caridad”, afirmó.

En un tono cercano, monseñor Giobando recordó la actitud concreta de la santa: “Si algo nos impresiona de la vida de la Madre Teresa es que se inclinó, se agachó y ayudó a los que lo necesitaban, los sacó literalmente del piso. Ella se la jugó por los más pobres y dejó una marca del Evangelio”.

Finalmente, subrayó que el testimonio de Santa Teresa interpela a todos: “La lección que nos va a tomar Jesús no será de memoria, sino de vida. Nos va a preguntar: ¿dónde están los que saciaste, los que vestiste, los que ayudaste? Cada vez que lo hiciste con uno de mis hermanos más pequeños, conmigo lo hiciste”.

La celebración concluyó con un profundo agradecimiento a las Hermanas de la Caridad por su presencia en Mar del Plata, y con un momento fraterno entre los residentes, las hermanas y los fieles que participaron de la fiesta.