En una mañana llena de emoción y de agradecimiento a Dios, la Asociación Civil Hospice celebró junto a la comunidad este sábado 4 de octubre la concreción del anhelo por el que trabajó durante varios años. Una casa del Obispado que se erige en de la Parroquia San Carlos Borromeo, ahora está preparada para recibir a sus primeros huéspedes que transitarán allí en un entorno de cuidado y amor la etapa final de la vida.
Tas las palabras de la presidente de la entidad, Dra. Natalia Gonzalez Otharan, y del director médico, Dr. Alejandro Alassia, quienes agradecieron al Obispado y a todas las personas, instituciones y empresas que hicieron posible la concreción de la obra, el obispo diocesano, monseñor Ernesto Giobando, dirigió su mensaje y bendijo las renovadas instalaciones.
“Viene un huésped, viene Cristo”, comenzó diciendo monseñor Giobando citando un viejo adagio latino, y expresó que “muchos Cristos serán recibidos acá por voluntarios, lo que es un signo maravilloso en este mundo tan roto.”
Al momento de la bendición se refirió a Concepción Arenal, quien -explicó- decía que “los análisis los pueden hacer los sociólogos, la beneficencia da la cama, pero a nosotros nos toca dar la mano al necesitado” y aseveró que “dar la mano al que sufre o al que está solo es cambiar el mundo y es lo que nos pidió el Señor cuando dijo ‘estuve enfermo y me visitaste cuando lo hiciste con el más pequeño de mis hermanos.”
Hospice es una asociación civil sin fines de lucro que busca brindar cuidado profesional y apoyo emocional de manera completamente gratuita a todas aquellas personas que padecen una enfermedad progresiva y avanzada sin posibilidad de tratamiento, dando prioridad a quienes se encuentren en situación de desamparo y soledad, personas carentes de recursos económicos, sociales y afectivos.





