Lucas Di Leva será ordenado Diácono en una ceremonia presidida por el padre obispo Gabriel en la parroquia La Asunción de la Santísima Virgen el próximo lunes 20 de diciembre a las 19hs. Su lema de ordenación dice “Somos colaboradores al servicio de Dios” (1 Cor 3,9).

Lucas nació 15 de enero de 1987 en el Hospital Materno Infantil y vivió en Mar del Plata hasta los 8 años y luego en Comandante Nicanor Otamendi donde prácticamente vivió gran parte de su vida.

A los 19 años se radica en Mar del Plata y trabaja en una empresa de transporte en la terminal de micros, en la sección de boletería. Luego estudia en la Universidad de Mar del Plata la carrera de profesorado de Historia y en el 2014 comienzo su proceso de discernimiento e ingreso al seminario en el 2015.

Su familia está compuesta por mamá Silvia y papá Mario. Con 3 hermanos: Emilio, Lourdes y Nicolás y 2 sobrinos Juana y Felipe!

La música fue la inspiración que lo acompañó desde la infancia ya que siempre le gustó cantar. A los 13 años ingresa a un coro infantil en el pueblo de Otamendi), llamado “voces del mañana” dirigido por su profesora Marisa Saenz. Además del coro se dedicó a la labor musical como solista interpretando música folklórica hasta los 16 años.

Ya instalado en Mar del Plata y dentro del ámbito universitario comienza a componer sus primeras canciones dentro del mismo género musical (Folklore).  Hoy sigue componiendo y tratando de integrar la música dentro de la evangelización.

En primera persona
El nuevo diacono define así su momento: Mi mayor deseo para este momento es seguir cumpliendo la voluntad de Dios, dándole gracias profundamente por hacerme plenamente feliz con la vocación que él me ha dado.

Con respecto a mi futura ordenación diaconal intentaré ejercer este ministerio dignamente, mostrándome solícito ante los más necesitados, no dejando de anunciar su  Palabra que es poderosa, viva y eficaz.

Pero por sobre todas las cosas y en esto estoy convencido entregarme por entero, sin reservas, sin exclusividad, pidiéndole a Dios ser su servidor en medio de su pueblo. Un pueblo del que soy parte y que soy consciente de mis fragilidades pero confiando que, con “Dios todo es posible”, así de esta manera ir transformando la realidad: con sus gestos, sus palabras, su compasión de manera tal que puedan ver en mí un hombre de Dios” finaliza el diácono..