En el marco de la solemnidad de San José que la Iglesia celebra cada 19 de diciembre, acontecieron este fin de semana las fiestas patronales de las Parroquias que lo tienen por patrono, tanto en Balcarce como en Mar del Plata. En ambas se hizo presente el obispo diocesano, monseñor Ernesto Giobando sj. quien participó de los festejos preparados por ambas comunidades.
En Balcarce, los festejos tuvieron lugar el sábado 22 y contaron con gran participación de fieles. Luego de la Misa, tuvo lugar un festival cultural aportando así un momento festivo que forja año a año la identidad de la fiesta patronal.
En Mar del Plata la celebración patronal fue el domingo 23 en la Parroquia San José a cargo de los padres Orionitas, e incluyó un almuerzo a continuación de la Misa presidida por el Obispo. Monseñor Giobando destacó allí el “espíritu fraternal y comunitario” que pudo percibir en la comunidad y comentando las lecturas exhortó a “poner nuestra seguridad en Dios y no en las cosas materiales o en uno mismo.” “Hay que animarse porque a veces Dios guarda silencio no porque quiere estar lejos de nosotros sino para enseñarnos hay una pedagogía de la confianza en Dios. No todo es inmediato, no es un ‘llame ya y vas a recibir una respuesta’. Estamos acostumbrados a que todo lo que pedimos tiene que llegar inmediatamente y no es así”, afirmó.
Refiriéndose a la parábola contenida en el Evangelio que se proclamó, explicó que “Jesús no vino al mundo para condenar al mundo, sino para salvar al mundo. Por eso no entra haciendo destrozos ni cortando todo: el viñador sabe cómo podar” y agregó “Dios es como un jardinero y la sociedad tiene que ser tratada así como un jardinero trata las plantas y los árboles, pero vivimos en una sociedad donde el trato es violento y estamos como acostumbrándonos.” Seguidamente se preguntó “¿se van a solucionar las cosas del país con insultos? –y afirmó- se solucionan con diálogo, se solucionan con buenas leyes, se solucionan con una buena justicia, se solucionan con salarios dignos, se soluciona si los jubilados pueden vivir bien.”
“Pidamos al Señor la gracia de seguir adelante como Iglesia y que cada uno de nosotros sepa cómo tratar a los demás. Ojalá que nos tratemos como un buen jardinero”, concluyó.






