Al cumplirse un nuevo aniversario del secuestro y asesinato de María del Carmen “Coca” Maggi, se celebró el pasado domingo 23 una Misa en la Catedral, presidida por el obispo diocesano, monseñor Ernesto Giobando sj.
Coca Maggi fue decana de la Facultad de Humanidades de la entonces Universidad Católica en Mar del Plata y era una estrecha colaboradora del obispo de entonces –hoy beato- Eduardo Francisco Pironio. Fue secuestrada en 1975 y su cadáver fue encontrado en Mar Chiquita un año después.
Monseñor Giobando destacó que “Coca fue una mujer cristiana, profundamente cristiana, que vivió en esa época en la que hablar de los pobres era peligroso, hacer la opción por los pobres para muchos era hacer la opción por el comunismo, querer vivir las exigencias del Evangelio implicaba poner en riesgo su propia vida, y eso fue lo que aconteció en esta buena mujer.”
“Ella no renunció a una conversión de las estructuras injustas de la sociedad sino que trabajó por ello, con un corazón de mujer comprometida en ese cambio. Eso la llevó a que en aquellos momentos los que perseguían, bajo la lógica de un pensamiento único que se impone, perpetraran la desaparición de Coca en esta ciudad”, relató. Y prosiguió “ella trabajaba para que esa universidad sea pública, gratuita, que es algo muy arraigado en nuestra cultura y no debemos dejar de bregar por eso.”
Seguidamente destacó que “su desaparición ocurrió hace 50 años y era un Año Santo: el Año de la Reconciliación al que Pablo VI nos había invitado en el año 1975. Pasaron 50 años y hoy más que nunca necesitamos reconciliarnos como país, necesitamos bajar un poco la agresividad, el discurso de insultos, de odio, de broncas que es lo que vemos en los dirigentes, para poder sentarnos en una mesa y poder dialogar, poder buscar juntos los caminos de una mayor justicia, de estructuras más humanas en la sociedad que nos toca construir. Tenemos el ejemplo de Coca que nos anima a no bajar los brazos, a dar la vida, incluso si es necesario, en búsqueda de ese gran ideal cristiano que es también un ideal de vida social más justa.”
En otro pasaje de su homilía el Prelado expresó haber “leído algunas de las poesías de Coca para intentar entrar en su corazón, en un librito que se llama Bocapájaro, que es donde están sus poesías” y afirmó “ahí podemos ver su humanidad, no solo sus letras, sino su corazón, ya que la poesía siempre trasciende.” Comentando esa obra de Maggi explicó que “en muchas de sus poesías está la imagen del pájaro, que es una imagen muy linda del vuelo, de la libertad, de la búsqueda del infinito, de esas cosas que están en el cielo y a las que los pájaros se acercan y luego también bajan a la tierra trayéndonos su vuelo.”
Finalmente monseñor Giobando, tras destacar el vínculo entre Coca Maggi y el cardenal Pironio, citó al hoy Beato que desde Roma escribió “quiero compartir el dolor de otras personas, familiares e instituciones que están sufriendo también agudamente un secuestro, una amenaza, un atentado (…) Respetemos la vida de los otros, que es sagrada. Respetemos su libertad, que es don de Dios. Respetemos sus ideas y tratemos de buscar juntos en la sinceridad de un diálogo verdadero cuál es el camino de la reconstrucción nacional y de la paz.” Y concluyó “esto está escrito hace 50 años pero parece escrito para este tiempo. Que estos testigos de la fe nos ayuden en la búsqueda de que este reino de Dios se haga realidad en lo cotidiano de nuestras vidas. Y no aflojemos, aún si hay que dar la vida.”


