Queridos amigos, hermanos y hermanas de las Diócesis de Mar del Plata y Chascomús
Con alegría nos dirigimos a ustedes, como cada mes, para compartirles algo de lo que vamos transitando en este hermoso lugar de la Amazonía Peruana, Caballo Cocha.
En esta oportunidad les contaremos brevemente el ambiente espiritual que enmarcó el mes de junio, algo de nuestra rutina cotidiana y dos actividades especiales que acompañamos y nos dieron satisfacción y esperanza.
Mes de Junio, Pentecostés y San Juan
El mes de junio estuvo inspirado por estas dos fiestas eclesiales.
Celebramos Pentecostés con una bonita y sencilla Vigilia, la noche anterior, en la Parroquia, que nos tocó animar. Era una actividad “nueva” para los adultos (los jóvenes sí tienen tradición de hacerla). Fue bonito invocar al Espíritu con un grupo de unos quince agentes de Pastoral Locales y los misioneros, compartiendo la vida a la luz de la Palabra.
San Juan Bautista es el Patrono de la Amazonía Peruana. Su fiesta es muy significativa a nivel social. Aquí en Caballococha, quizá por sus características de “ciudad” (aunque pequeña) las tradiciones no son tan fuertes como en otras comunidades del río. Desde nuestra presencia intentamos acompañar las celebraciones culturales, ofreciendo algún momento de oración, alguna referencia al Mensaje de Jesús, y especialmente compartiendo con la gente el “sueño ecológico” del Papa Francisco: cuidar el río y la selva, que nos da tanta vida, es nuestra respuesta de amor al Amor Creador de Dios.
Los primeros misioneros, en el siglo XVI, propusieron que San Juan Bautista fuera el Patrono de la Selva. Lo hicieron con una intuición muy sabia: Juan bautizó a Jesús en el Río. De algún modo, “el río” fue clave para que Jesús confirmara su Identidad de Hijo de Dios y se lanzara a la Misión.
El Río es, justamente, quien da identidad a este Pueblo. Por eso esta propuesta de los misioneros sí llegó al corazón de nativos indígenas y pobladores migrantes. A tal punto que, en muchas comunidades, el 24 de junio se levantan muy temprano y hacen un “baño de renovación y purificación” en el río. También en torno al 24 se prepara la chicha de maíz (una bebida muy propia de aquí) y los tradicionales “Juanes”, que son un preparado de arroz con pollo y otros condimentos, envueltos en unas hojas en forma redonda; representan la cabeza del Bautista….
Algo de nuestra rutina semanal
Algunos nos han preguntado por “día a día” de la Misión. Si bien no hay un día igual al otro, podemos contarles que nos levantamos bastante temprano, como a las 5 ó 6 de la mañana. Realizamos juntos un espacio de Oración Contemplativa o Centrante y luego compartimos las Lecturas del día. Antes o después hacemos una caminata.
La mañana y la tarde se organizan desde las actividades propias de la misión: talleres en las escuelas, recibir personas que poco a poco van acercándose para ser acompañadas, preparar con cuidado las actividades, el encuentro semanal de Vero en el Internado con las adolescentes, y el círculo de Mujeres. También algunas cuestiones prácticas de la coordinación del Centro Papa Francisco, como recibir grupos y atender su mantenimiento.
Como compartíamos en nuestro relato anterior, estos tiempos iniciales no son de gran actividad, sino de ir conociendo y haciendo contactos, tejiendo redes. En verdad hay algo de “vida oculta” que aprender de todo esto, y para nuestros temperamentos, más bien activistas, es todo un desafío. Sentimos que eso va dando también cierta calidad espiritual a nuestra vida y nuestras relaciones.
Cada noche, a las 7, nos juntamos con el Equipo Misionero y otros parroquianos en la Eucaristía. Antes o después vamos un rato a disfrutar de la vista del atardecer en el río. Luego cenamos, vemos un poco de tele y vamos temprano a descansar.
La tarde de cada martes está íntegramente dedicada al Equipo Misionero: comemos juntos, y luego nos reunimos para orar, planificar y compartir las diferentes tareas en las que estamos implicados.
Talleres de sexualidad en las escuelas
Aquí en Perú hay Formación Religiosa, como espacio curricular, en todas las escuelas del Estado. Y si bien la pluralidad de religiones es evidente, el espacio es reconocido y valorado. Es sobre todo a través de los profesores de esa materia que nos han ido convocando a diferentes escuelas, para ofrecer a los adolescentes talleres de crecimiento personal y prevención.
En una de las escuelas nos pidieron que abordemos la temática de la sexualidad humana, movidos por la preocupación de algunas situaciones que aquí se detectan con cierta frecuencia. Particularmente el embarazo precoz y el abuso sexual de niñas y preadolescentes.
Si bien es una temática a la que nos vamos aproximando con delicadeza y respeto, intentando también explorar algunos elementos propios del lugar, sentimos que teníamos algo para aportar. Propusimos un proceso en el cual ir nosotros a cada clase y “levantar” en forma anónima preguntas y relatos de las y los adolescentes. Luego de leerlos con cuidado (algunos nos conmovieron), preparamos una Jornada de una tarde completa, en el Centro Papa Francisco, para cada curso a partir del tercer año. Hemos comenzado este mes.
Quedamos contentos por la respuesta de los chicos a estos primeros ensayos, con la sensación de haber hecho un aporte a sus vidas, ayudándoles a valorar la sexualidad como “Buena Noticia”, regalo de Dios, a la vez que ofreciendo información seria frente a algunas de sus inquietudes, tanto en aspectos biológicos como, sobre todo, emocionales, vinculares y de sentido vital.
Estas experiencias puntuales, pequeñas, pero preparadas con cariño y dedicación, nos permiten aproximarnos mejor a los chicos, empatizar con sus vidas, sus relatos y sus silencios… A partir de estos encuentros vamos reflexionando y orando nuestra misión, y sobre todo el perfil que deseamos ir dando en el tiempo al Centro Papa Francisco, como un espacio de cuidado y promoción de la vida de niñas, niños, adolescentes, jóvenes y adultos.
Encuentro de las Comunidades
El último fin de semana tuvo lugar el Encuentro de Animadores de Pastoral, Mujeres y Jóvenes, delegados de unas diez Comunidades ribereñas de nuestra Parroquia. La novedad de este año fue, precisamente, la convocatoria a mujeres y a jóvenes, que responde al objetivo de una mayor apertura eclesial y sinodalidad.
Fue un hermoso espacio de encuentro y celebración. Emociona la vida y el testimonio de estas personas, que navegaron horas desde sus Comunidades para llegar al Centro Papa Francisco. Compartieron su tarea, los dolores y alegrías de su pueblo. Profundizamos juntos en nuestra identidad de “discípulos misioneros” (inspirados justamente en el Bautismo de Jesús, a quien el Río, el Pueblo y la Palabra de Dios confirmaron en su Misión), y hubo también bonitos espacios de encuentro con los jóvenes y el círculo de mujeres del centro parroquial. Además de tiempos de oración y recreación en común.
En la Evaluación se destacó la alegría del encuentro, los aprendizajes que surgen del compartir experiencias, orar juntos y reflexionar la Palabra de Dios.
En nuestro caso particular, Verónica, la Hermana Marisol y Juancho, quedamos a cargo de visitar periódicamente las Comunidades de Chimbote y Nuevo Paraíso (donde ya estuvimos en Pascua) y otras tres comunidades cercanas a estas. Están a unas tres o cuatro horas de aquí. De ese modo, con una visita de cuatro o cinco días cada dos meses, soñamos un acompañamiento más cercano y profundo que les ayude a crecer en su ya hermosa vida eclesial comunitaria, con rostro amazónico.
Hasta aquí llegamos por hoy; esto es lo que nos pareció más relevante para compartirles. El mes de julio será diferente, con algunas actividades de la Triple Frontera y Vicariales que demandarán traslados, tiempo y creatividad.
Nos despedimos de ustedes con un gran abrazo, con la gratitud y el cariño de siempre:
Verónica Rubí- Diócesis de Mar del Plata
Juan Ignacio Fuentes- Diócesis de Chascomús




