El pasado domingo 16 de marzo, festividad de San José Gabriel del Rosario Brochero, integrantes de la comunidad y los equipos de los encuentros de evangelización que lo tienen por patrono, celebraron su Jubileo en el marco del Año Santo convocado por el papa Francisco.
La actividad se inició con la “caminata brocheriana”: una marcha desde la Casa de Ejercicios, ubicada en Av. Colón al 10.100, hacia la Catedral, donde participaron de la Misa que presidió el obispo diocesano, monseñor Ernesto Giobando sj. y concelebraron los presbíteros Fabián Yanes y Héctor Díaz.
Comentando el Evangelio, el Obispo explicó que “en el Año Jubilar, que se da cada 25 años, podemos recibir ese signo de la misericordia de Dios que es la indulgencia plenaria, a través la confesión de nuestros pecados” y destacó que “podemos ver en Brochero un ejemplo de pastor que iba a buscar a las ovejas más perdidas para que se encuentren con Dios y su misericordia.”
“Brochero les daba catequesis y les predicaba ejercicios espirituales que había aprendido en la Santa Casa de Ejericios Espirituales de Buenos Aires” relató y detalló “Mama Antula ya había muerto, pero dejó un libro que fue a buscar el cura Brochero, y cuando lo tuvo en sus manos, lo llevó a su parroquia en Traslasierra, donde comenzó la misma tarea de Mama Antula, empezar a invitar a la gente a hacer retiros.”
En una breve interacción con los fieles, monseñor Giobando preguntó “¿quién de los que están acá hizo el retiro brocheriano?” y les dijo “todos ustedes invitados por alguien, pero detrás de esa invitación está Jesús el buen pastor, que lo salió a buscar.” “El cura Brochero no se quedaba, podemos decir que era un cura de salida, de periferias: visitó su parroquia pero no solo para animar a la gente a que creyera sino para llevar también a su parroquia el progreso, por eso es que trabajaba a la par con otros para la Santa Casa de Ejercicios, y cuando había que ayudar para poner las vías del tren él se arremangaba y trabajaba. ¿Por qué? Porque él pensaba que el progreso en esa zona tan excluida iba a ayudar, iba a traer trabajo. Por eso Brochero fue también un pastor, no sólo con olor a ovejas, sino un pastor que quería mejorar la calidad de vida de la gente” aseveró.
Y prosiguió “había muchos pobres en la parroquia de Brochero y él escribe algo muy lindo: ‘Dios se deja ver de muchas maneras pero donde más se lo encuentra es entre los pobres’. ¡Qué linda frase para aplicar a nuestra vida! Si no somos pobres qué difícil es encontrar a Dios, una pobreza que es también la del corazón, la austeridad en el uso de las cosas materiales para hacernos solidarios con los que más sufren.”
“Brochero va, Brochero siempre va y Brochero llega, como llega esta tarde a nuestros corazones. ¡Qué lindo recibirlo al cura que viene! Este cura que entregó todo, al final de su vida quedó ciego y en lugar de quejarse le dijo a Dios ‘aquí estoy, lo que resta de mi vida es para rezar por los que han venido y por los que vendrán’: ofreció su vida como oración al Padre” destacó el prelado, y continuó “cuando vamos a Traslasierra y vemos esa montaña, y esos valles, uno piensa ‘los recorrió el cura con su mula’. Tal es así que el Papa Francisco dijo en la canonización ‘este cura entró al cielo con mula y todo’.” Y finalizó “que Dios nos acompañe entonces, que Brochero siga iluminando nuestro camino, y como peregrino de la esperanza, nos ayude en el camino de la salvación.”



