Domingo 23º Durante el Año Ciclo C – 4 de septiembre de 2022
Primera lectura: Sab 9,13-18 | Salmo: Sal 89,3-6.12-14.17 | Segunda lectura: Flm 9b-10.12-17 | Evangelio: Lc 14,25-33
A la luz de la Palabra de la Liturgia de este Domingo propongo tres puntos para meditar y orar en nuestra vida. Los sintetizo en tres palabras: LIMITADO, DIOS, PROYECTAR.
- Lo LIMITADO de toda realidad humana
- DIOS por sobre todas las cosas
- PROYECTAR con Dios la propia vida

- Lo LIMITADO de toda realidad humana
La primera lectura nos habla de la sabiduría. Para introducir este tema se hace referencia a lo LIMITADO de la experiencia humana. Palabras como “mortales”, “indecisos”, “precarias”, “corruptible”, “arcilla”, “oprime”, “preocupaciones”, “esfuerzo”… nos recuerdan lo efímero y volátil de todo lo humano. Con otra terminología se plantea algo muy parecido a lo que compartíamos en otro texto sapiencial en la primera lectura de cinco semanas atrás en Ecl 1,2; 2,21-23: “Vanidad, todo es vanidad”. Todo lo humano es bueno y querido por Dios. Es parte esencial de su obra creadora. Jesús mismo se hace hombre, ser humano terreno e histórico sin menguar su divinidad. Sin embargo, en la naturaleza humana se expresa lo LIMITADO y lo frágil de la existencia. Por eso la sola realidad humana nunca termina de saciar plenamente el corazón de las personas. Es así que la Palabra nos invita a hacer experiencia constante de lo LIMITADO de la realidad humana.
¿Experimento lo LIMITADO de la realidad humana? ¿En qué lo experimento…? ¿Percibo que la dinámica de lo humano, incluso en sus elementos altamente positivos, no termina de saciar los anhelos más profundos de mi corazón? ¿Qué pienso del esfuerzo y el trabajo de cada día, sobre todo cuando es muy exigente o cuando no tiene un horizonte muy claro? ¿Cuáles son las LIMITACIONES más fuertes de la realidad humana?
2. DIOS por sobre todas las cosas
Ante el límite de lo humano irrumpe la centralidad de DIOS en nuestra vida. Ahí se entiende la invitación absoluta de “amarlo más qué”, “cargar su cruz y seguirlo”. Podríamos decir con Santa Teresa de Jesús: Solo DIOS basta. Poner a DIOS en el centro y por sobre todas las realidades de mi vida. Es una invitación a reacomodar nuestra escala de valores y dejar que DIOS esté en la cúspide de nuestra vida. Desde allí todo se reacomoda. El Señor no compite con el legítimo amor al padre, a la madre, a los hijos, a la pareja… Todo lo contrario: quién ama profundamente a DIOS podrá gozar de todo lo bueno y saludable de la vida afectiva humana y del amor con las demás personas en todas sus dimensiones. Todo será llevado a plenitud. A la luz del texto evangélico tener presente la consecución de estos tres verbos con respecto a DIOS, al ser discípulos de JESÚS: amar, seguir y cargar la cruz.
¿Qué implica para mí hoy amar a DIOS por sobre todas las cosas? ¿Entiendo bien esta propuesta…? ¿Amo realmente a DIOS? ¿De qué forma puedo acrecentar mi amor a DIOS? ¿Cargo la cruz del SEÑOR? ¿Integro la cruz como parte de la vida? ¿Busco seguir a JESÚS como verdadero discípulo?
3. PROYECTAR con Dios la propia vida
Las dos parábolas de la segunda parte del Evangelio de hoy nos hablan de “sentarnos a calcular los gastos” y tratar de “considerar” si se puede vencer con esta cantidad de hombres. Dos verbos: calcular y considerar. No tienen que ser entendidos en perspectiva aritmética o geométrica. Tampoco debe comprenderse el calcular en una perceptiva utilitarista o maquiavélica. Calcular y considerar tiene que ver con la PROYECCIÓN y planificación de la propia vida. Con Dios (punto 2) y asumiendo la realidad humana (punto 1) poder PROYECTAR con prudencia, calculando y considerando, nuestra vida. Para todo esto es necesario una actitud profunda de discernimiento cristiano. El discernimiento espiritual es calcular y considerar según la audacia del Espíritu para PROYECTAR nuestra vida según Dios.
¿Qué me inspiran las parábolas de la torre y de los dos ejércitos? ¿Busco “calcular” y “considerar” con prudencia lo que tengo y lo que no tengo en la realidad de mi vida? ¿Construyo “castillos en el aire”? ¿Busco ser prudente en la PROYECCIÓN y planificación de mi propia existencia? ¿Practico habitualmente el discernimiento cristiano, el discernimiento espiritual?
+Mons. Gabriel Mestre
Obispo de Mar del Plata
Argentina
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