Domingo 25º Durante el Año Ciclo C – 18 de septiembre de 2022
Primera lectura: Am 8,4-7 | Salmo: Sal 112,1-2.4-8 | Segunda lectura: 1Tim 2,1-8 | Evangelio: Lc 16,1-13 (o bien más breve Lc 16,10-13)
El Evangelio de este Domingo resulta un poco difícil de interpretar. A lo largo de la vida de la Iglesia esta complicación se ha manifestado en los intentos de querer explicar de forma clara lo que aquí realmente dice el Señor. Asistidos por el Espíritu Santo realizamos los tres puntitos sintetizándolos en tres palabras clave: DIOS, POBRES, CREATIVOS.
- Elegir a DIOS
- Elegir a los POBRES, débiles y sufrientes
- Elegir ser CREATIVOS e inteligentes en las cosas de Dios
- Elegir a DIOS
El final del Evangelio de hoy nos pone ante la opción: servir a un señor u otro; servir a DIOS o al dinero. Donde dice “dinero” literalmente aparece el término mammón. Palabra de origen arameo que tiene una etimología un poco diversa y confusa pero que se orienta en los siguientes términos: riqueza, tesoro, dinero, avaricia, abundancia deshonesta… Muy posiblemente mammón era el dios de las riquezas en el panteón de los fenicios y de ahí pasaría a la lengua aramea… Una vez más Jesús, en el Evangelio de Lc, nos pone ante la disyuntiva de elegir entre DIOS y las riquezas. Las riquezas no son malas en sí mismas, pero nos pueden atar y no nos pueden quitar libertad para ser fieles a Dios, para ser fieles en lo poco y en lo mucho. Por eso, sin ser maniqueos, sin despreciar los bienes temporales y las realidades de este mundo, debemos preguntarnos qué lugar ocupan en nuestra vida. Preguntarnos sinceramente dónde buscamos seguridad: si en DIOS o en las cosas, en nuestras posesiones.
¿Dónde busco la seguridad en mi vida? ¿Qué cosas me dan seguridad…? ¿Encuentro en DIOS la seguridad más auténtica y permanente de mi existencia? ¿Qué actitud tengo ante los bienes materiales que poseo, sean muchos o pocos? ¿Soy libre ante ellos…? Mis posesiones: ¿Me atan el corazón…? Mirando con sinceridad mi interior: ¿A qué le doy más importancia en mi vida: a DIOS o al dinero o las riquezas que pueda poseer?
2. Elegir a los POBRES, débiles y sufrientes
El que elige en serio a Dios y su Palabra no puede menos que elegir al POBRE. La primera lectura nos pone en esta dinámica, el salmo lo canta y el Evangelio lo ratifica con fuerza. Ante las situaciones de injusticia y exclusión estructural que vivimos hace tantos años en el mundo y en nuestra Patria, se hace necesario desde la fe un compromiso decidido de atención, cuidado y protección de los más débiles y necesitados, del POBRE y del sufriente. Esto se tiene que vivir a gran escala, en lo macro-social y económico denunciando con claridad el capitalismo salvaje que deja un tendal de marginados al costado del camino, fuera del sistema y sin posibilidades. Pero también con un compromiso firme en la vida cotidiana de ser misericordiosos con los POBRES más cercanos que el Señor pone en el horizonte de nuestra existencia. El desafío de pasar del discurso sobre el POBRE a un compromiso sincero y coherente con los POBRES viendo en ellos el rostro de Cristo.
¿Qué hermanos más POBRES el Señor pone hoy en el horizonte de mi vida? ¿Qué actitud tengo hacia ellos? ¿Qué puedo hacer para crecer en misericordia con los más necesitados? ¿Cómo me comporto con los enfermos de mi familia, grupo o entorno social? Con la fuerza de Dios: ¿Elijo en serio a los POBRES, débiles y sufrientes? ¿Les llevo el alivio que brota de la misma gracia de Dios y de su Palabra? ¿Me preocupo, según mis posibilidades reales, de las necesidades materiales de los más marginados de la historia? ¿Profundizo en la Doctrina Social de la Iglesia para tener una postura saludable a nivel social y político y defender siempre los derechos de los más vulnerados de la vida?
3. Elegir ser CREATIVOS e inteligentes en las cosas de Dios
En tiempos de tanta corrupción, en tiempos de tanta visibilidad de la corrupción puede sorprendernos que la parábola de la primera parte del Evangelio de hoy nos invite a ser corruptos. Obviamente que esto no es así. Esta invitación es parte del efecto parábola de nuestro Señor con el que quiere captar la atención de los oyentes. No para que seamos corruptos sino para que seamos inteligentes y astutos con las cosas de Dios como muchas veces son los corruptos con el mal. Así como los corruptos de este mundo son CREATIVOS y sagaces para engañar, estafar y violentar al pobre y hacer el mal… nosotros tenemos que ser CREATIVOS y sagaces para vivir en profundidad y difundir el bien y la verdad del Evangelio del Señor. Esa es la invitación de esta sugestiva parábola de Jesús que nunca debemos confundir. Es obvio que Dios nunca puede avalar la corrupción. Dios quiere que seamos CREATIVOS con los valores del Evangelio con la misma energía que muchas veces los corruptos son con el mal.
¿Pongo mi inteligencia al servicio de la vivencia de la fe? ¿Busco ser CREATIVO a la hora de evangelizar con la Palabra de Dios? ¿Soy sagaz a la hora de argumentar y defender los valores del Evangelio? ¿Aplico una “astucia positiva” para convencer al hermano que duda que vale la pena seguir a Dios y vivir su Palabra?
+Mons. Gabriel Mestre
Obispo de Mar del Plata
Argentina
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