La Escuela Universitaria de Teología presentará mañana martes el libro “El cinerario parroquial: signo contemporáneo de una concepción sobre la muerte”, en el que la Arq. Analía E. Benítez devela un rastreo de su origen y da a conocer las pautas para su realización en las diócesis.

La presentación se realizará por zoom y junto a la autora estarán presentes el Obispo Gabriel Mestre y Mons Ariel Torrado Mosconi, obispo de 9 de Julio y delegado para los bienes culturales de la Conferencia Episcopal Argentina. El libro es editado y presentado por la Escuela Universitaria de Teología.

Analia Benitez, es Arquitecta y Magister en Gestión del Patrimonio Arquitectónico y Urbano. Docente invitada EUT (Liturgia y Seminario de Arte Sacro). Delegada Episcopal para los Bienes Culturales, Diócesis de Mar del Plata. Realizó proyectos y dirección de varios cinerarios parroquiales en la Diócesis.

RESEÑA DEL LIBRO

La autora en una reseña del libro expresa “La preocupación por el destino final de nuestros restos y el de los seres queridos es un tema que ocupa nuestra mente en un momento u otro de la vida.

En los católicos que son parte de una comunidad parroquial con participación activa en la liturgia, en sus grupos y actividades, se despierta muchas veces el deseo profundo de -llegado el momento de la muerte- poder descansar cerca del templo que tanto significó para sus vidas y para las de sus familias.

No se trata de algo nuevo, sino de la antigua tradición que une el cementerio con el templo, pero que entre los siglos XVIII y XX se dejó de lado y hoy se retoma con otras formas, acorde a nuevos tiempos”.

El siglo XXI está siendo testigo de la proliferación de cinerarios parroquiales, que año a año se multiplican. En la Argentina el fenómeno inició en 1997 y aún está en pleno auge. Testigo de ello es nuestro territorio diocesano, que registra cada año la aparición de nuevos cinerarios cubriendo la demanda de las ciudades principales.

Para entender el fenómeno –respaldado a principios de los años 2000 por el Arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio- es oportuno remontarse a las formas históricas más usuales de disponer los restos, la interpretación de la Iglesia sobre determinadas prácticas, los cambios de la vida moderna y el devenir de los rituales relacionados con la muerte en nuestra sociedad. Así podremos reconocer que de la concepción dramática y un tanto exhibicionista del dolor ante la muerte -reflejada con esplendor en los cementerios del siglo XIX-, se pasa al extremo actual del silenciamiento, la invisibilización del dolor de la pérdida y la evasión ante la realidad de la propia finitud. Para algunos autores esto se ve claramente en la opción de la cremación, a la que consideran “muerte de la muerte”, iniciando la era de la desaparición de la tumba  y del cementerio, implicando la aparición de nuevos espacios funerarios que enseñarán a las próximas generaciones la actitud del siglo XXI hacia la muerte.

Es por esto que la publicación que aquí presentamos “El cinerario parroquial: signo contemporáneo de una concepción sobre la muerte. Rastreo de su origen y pautas para su realización en las diócesis”, pretende ser un documento que ayude a entender plenamente esta nueva tipología de la arquitectura funeraria que brinda renovadas oportunidades pastorales a las comunidades de hoy.

Para ponernos en situación, el escrito se remonta primeramente a las antiguas formas de enterrar, a las distintas interpretaciones sobre la cremación y la postura de la iglesia, los cambios producidos en el seno de la misma respecto a esta práctica y las nuevas necesidades de la vida urbana que determinaron la aparición, aceptación y preferencia por los cinerarios parroquiales.

También se referencian los documentos de la iglesia más actuales referidos a la disposición de los restos de los fieles cremados y recomendaciones al respecto (como Ad resurgendum cum Christo, 2016), para finalmente abordar un aspecto más práctico: requerimientos para la construcción de cinerarios y orientaciones para las comunidades que quieran implementarlos, con algunos datos técnicos sobre su construcción.

Para ello se analizan las recomendaciones del Arzobispado de Buenos Aires (2006) y se las confronta con la experiencia local en la construcción de cinerarios, tanto en los aspectos de obra como los administrativos. Asimismo, se hace el distingo entre cinerario y columbario como dos formas de disponer las cenizas de los fieles difuntos en el ámbito parroquial, brindando ambas formas oportunidad para desarrollar un proceso de acompañamiento cercano de familiares y amigos en una pastoral del dolor.

Durante la elaboración de este trabajo se consultaron diversas fuentes que van desde documentos de la iglesia, tesis, notas periodísticas, documentación de proyectos arquitectónicos,  bibliografía relacionada y aportes propios, a fin de contar con obras de actualidad que cubran distintos ángulos sobre el tema de la cremación y disposición de las cenizas.

Ya sea por inquietud general, etapa personal vinculada a la temática o iniciativa parroquial de contar con un futuro cinerario, esperamos que a los lectores les resulte atrayente conocer más sobre este apasionante argumento, que nos recuerda que ocuparnos del fin de nuestro peregrinar en esta tierra también forma parte de la vida.