Gracias a la colaboración de la comunidad 90 personas son alojadas en invierno y reciben comida caliente durante 3 meses.

La Comisión Directiva de la Noche de la Caridad, dependiente del obispado de Mar del Plata, a través de una nota, hizo llegar su agradecimiento a las personas e instituciones que con su aporte permitió alquilar 90 plazas para que “los Cristos invisibles de la calle puedan pasar la noche en un lugar digno. Las mismas son distribuidas entre dos hostels y cuatro hoteles”. Informan además que “se conformó un equipo interdisciplinario constituido por dos Licenciadas en Psicología y dos Licenciados en Trabajo Social, quienes desarrollan su labor de manera conjunta con nuestros hermanos en situación de calle para generarles otras posibilidades e intentar sacarlos de esta cruda e indigna realidad”.

El texto completo es el siguiente:

Estimada familia de La Noche de la Caridad:

Por medio de la presente queremos expresar nuestra gratitud por su aporte desinteresado y generoso.

Hemos recibido donaciones que superaron ampliamente las expectativas y el proyecto inicial. Cristo y María han actuado a través de ustedes y han hecho tangible una necesidad imperiosa para los más pobres entre los pobres.

Gracias al aporte de ustedes hemos logrado alquilar noventa plazas para que los Cristos invisibles de la calle puedan pasar la noche en un lugar digno. Las mismas son distribuidas entre dos hostels y cuatro hoteles. Además se conformó un equipo interdisciplinario constituido por dos Licenciadas en Psicología y dos Licenciados en Trabajo Social, quienes desarrollan su labor de manera conjunta con nuestros hermanos en situación de calle para generarles otras posibilidades e intentar sacarlos de esta cruda e indigna realidad.

La pobreza no sólo se muestra en la carencia de casa y alimentos, trae la pauperización de posibilidades, de estrategias, de apertura, de creación de cambios, de generación de vínculos, para citar algunas de las variables que vienen aparejadas.

Por todo ello es que les volvemos a agradecer, la posibilidad que les están dando a muchos hermanos cuyos rostros no les son, y tal vez, nunca les serán conocidos. Es un dar sin juzgar, un dar sin mirar a quién. Es dar, y en ese dar con plenitud, Cristo y María lo multiplican y lo elevan.

Sólo podemos decir, ¡gracias!

Comisión Directiva